No es común que escuches de la Responsabilidad Social Individual en el discurso tradicional de la Responsabilidad Social, que siempre se vuelca hacia las organizaciones, pero no necesariamente hacia las personas que las integran.
Hoy precisamente estuve pensando en este tema, porque estuve presente en la instalación del Comité de Ética, Civismo y Responsabilidad Social de la Asociación Panameña de Ejecutivos (APEDE / @apedeorg), y con mucho optimismo observaba la cantidad de gente que por voluntad propia decide incorporarse y dar su aporte, con el objetivo de lograr transformaciones sociales que habiliten el desarrollo de Panamá como nación.
Pero ¿qué motiva a esas personas?¿Qué hace que algunos de nosotros decidamos actuar más allá de nuestras responsabilidades y dedicarle tiempo y esfuerzo a causas que trascienden nuestro ámbito individual? Algunas respuestas seguro apuntan hacia aquella famosa pirámide que Maslow acertadamente dibujó, y en la que claramente mostraba que para alcanzar los estratos más altos de la pirámide, precisamente donde se encuentra el altruismo, el deseo por colaborar y el servicio a los otros, la base tenía que estar cubierta y sólida.
Efectivamente esa idea de dedicar parte de nuestras vidas al servicio colectivo está atada al bienestar individual, sin embargo, puedo atestiguar que he visto casos, aunque no son los más comunes, en los que personas de muy pocos recursos, a pesar de las grandes necesidades que tienen, miran más allá de ellas y se involucran en causas con la idea de que el bien común se traduce también en bien individual.
En mi opinión en cada uno de los individuos reside ese deseo de trascender así mismos. Los seres humanos necesitamos vivir en comunidad para alcanzar nuestro máximo potencial y no es un disparate la idea de que cuando la comunidad está bien, es decir tiene las condiciones necesarias para que el individuo se desarrolle, cada uno de nosotros estará bien.
De ahí parte la Responsabilidad Social Individual, de ese deseo de trascendencia y bienestar que los seres humanos buscamos. La Responsabilidad Social Individual, está íntimamente vinculada al grado de madurez de las sociedades y que trae consigo el desarrollo de un concepto que se ha dado a llamar Capital Social.
El Capital Social
El capital social está construido sobre la base de tres factores:
- Confianza interpersonal
- Satisfacción en la vida
- Apoyo al cambio
El concepto de capital social refuta la noción de que todos los individuos actúan de manera utilitaria para maximizar sus propios intereses porque facilita la coordinación, la solidaridad y la acción colectiva y contribuye a un mejor aprovechamiento de las otras formas de capital.
El capital social se presenta tanto en el plano individual como colectivo. Según Bernardo Kliksberg, «el primero tiene que ver con el grado de integración social de un individuo y con su red de contactos individuales, sociales; implica relaciones, expectativas de reciprocidad y comportamientos sociales, y mejora la eficacia privada. Pero también es un bien colectivo. Por ejemplo si todos, en un vecindario siguen normas tácitas de preocupación por los demás y de no agresión, los niños podrán caminar a la escuela con seguridad y el capital social estará produciendo orden público”.
Por otra parte, se habla de tres clases de capital social:
- Unión o bonding social capital: El capital social de unión se refiere a compromisos de alto nivel afectivo y de responsabilidad, como los que existen entre los miembros de una familia que puede formalizarse mediante un lazo o pacto.
- Vinculación o linking social capital: está asociado a relaciones sociales medianamente estrechas y se caracteriza por sentimientos de conexión medianamente intensos basados en el respeto, la confianza y el compañerismo
- Aproximación o bridging social capital: existe en las relaciones asimétricas entre personas o grupos que tiene pocos puntos de coincidencia, un contacto personal limitado y diferencias importantes en cuanto a los recursos que poseen.
Desde el punto de vista de las estrategias de desarrollo y superación de la pobreza los estudios parecen indicar que hay que trabajar en la creación de los 3 tipos de capital social para realmente producir resultados positivos y consolidar la democracia. De otro modo se producen asimetrías sociales que conducen al fracaso de las estrategias y a producir autoexclusión de grupos con alto contenido de capital social.
Amartya Sen ha llamado la atención sobre las características dicotómicas del capital social, mostrando que a la vez que un sentimiento fuerte de afiliación a un grupo puede generar solidaridad y cohesión entre sus miembros, ese mismo sentimiento puede ser la base para un tratamiento excluyente y segregador hacia aquellos que no pertenecen al grupo. Es así que se habla del capital social negativo que se define como la antipatía que siente una persona o un grupo por otra persona o grupo. Esa antipatía puede traducirse en sentimientos de rechazo, falta de interés, hostilidad, desprecio, falta de respeto, falta de responsabilidad o desconfianza hacia otra persona o grupo.
Un grupo que posea gran cantidad de capital social acumulado puede conducir a la discriminación y exclusión de personas o grupos que no formen parte de él. Incluso puede llegar a actuar en detrimento de las instituciones y normas sociales que generan gastos públicos en beneficio de los pocos miembros de sus redes ricas en capital social.
El capital social puede producir externalidades negativas dado que los seres humanos tienden a ser solidarios dentro del grupo a expensas de los grupos externos o individuos heterogéneos. Señalaba Fukuyama, que «las sociedades con muchos grupos o redes férreamente unidas pueden verse fragmentadas y divididas por conflictos y hostilidades al considerarlas en sus conjuntos. Incluso los grupos inocuos, que no producen externalidades claramente negativas, pueden ser autorreferentes y cerrarse a la información, la innovación o las ideas de exterior”.
Sin embargo, es indudable que el capital social es necesario para el crecimiento económico de las sociedades y la profundización de estrategias para disminuir las inequidades. Buscar el equilibrio en la sociedad producirá de inmediato externalidades positivas inherentes al concepto.
En América Latina, son pocas las sociedades que exhiben altas dosis de capital social, nos falta mucho camino por recorrer, y es ahí donde la a institucionalidad asociativa – es decir, el capital social colectivo – que posee el sector empresarial juega un rol determinante. Por eso me gustó tanto participar hoy en la reunión con mis amigos de @apedeorg. Sobre todo porque aunque es un gremio, los que están representados allí son individuos, que ponen a su disposición su capital social para promover el desarrollo y fortalecer la democracia.
Ese capital social acumulado por el sector empresarial, puede ser la base para promover espacios de discusión más amplios y comenzar a depositar en la cuenta de capital social de un sector más amplio de la sociedad.
¿Cómo pones en práctica tu Responsabilidad Social Individual?
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