Me encuentro en Lima para dictarle la materia de “Comunicación en situaciones de crisis” al segundo grupo del Diplomado de Comunicación Corporativa de @esanperu, que coordina mi buen amigo Miguel Antezana (@MiguelAntezana). Anoche me encontré con este maravilloso grupo del que te hablaré en un artículo más adelante, y comenzamos a explorar los caminos sinuosos de la gestión efectiva de la crisis desde el punto de vista de la comunicación estratégica.
Venir a Perú siempre es gratificante, no sólo por la gastronomía que es espectacular, sino porque en este país están pasando cosas interesantísimas y la gente con la que converso tienen esa mirada de ansias de transformación, ese espíritu de emprendimiento que es el motor fundamental para lograr los cambios.
Para hoy tenía pensado un artículo completamente diferente, sin embargo, como todo en la vida está lleno de “causas y azares” me tropecé con un artículo en el blog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acerca del emprendimiento femenino y de inmediato saltó a mi vista que las mujeres constituyen un sector poderoso en Perú, el único país del mundo —además de Japón— donde es más probable que una empresa sea iniciada por una mujer que por un hombre. El entorno empresarial del país sobresale en América Latina y el Caribe como uno de los más favorables a las mujeres emprendedoras.
Los hallazgos del estudio realizado por WEVentureScope y The Economist Intelligence Unit, sugiere que los países que proporcionan a las mujeres el apoyo económico, regulatorio, financiero, educativo y familiar que necesitan para iniciar y hacer crecer un negocio también tienden a generar economías más competitivas. Perú alcanza esta excelente posición por sus fuertes redes de negocios, programas de apoyo técnico a PYME y un entorno macroeconómico estable.
El estudio también señala que a las empresas de la región encabezadas por mujeres les hacen falta instrumentos financieros más avanzados y diversificados a nivel de PYME. Las mujeres tienen el mayor acceso al microcrédito, pero las empresarias interesadas en hacer crecer sus negocios a menudo carecen de acceso a medios más sofisticados de financiamiento. «Para atender las necesidades de las mujeres en su transición de micro a PYME, las instituciones financieras deberán ampliar el alcance y el monto de su crédito y otros productos y servicios financieros básicos. En promedio, un poco más del 21% del capital de trabajo de las empresarias y 22% de sus inversiones de capital son financiadas por los bancos. Por otra parte, las empresarias no tienen acceso a financiamiento de capital ni a otros tipos de instrumentos financieros, como el crédito de proveedores, lo que restringe el tamaño del negocio en su fase inicial y en su crecimiento».
En el Perú una institución financiera de la mano del BID ha tomado esta ventaja comparativa del país y ha decidido potenciarla a través de un programa que desde 2010 a la fecha ha otorgado préstamo a más de 95.519 microempresarias, con el fin de financiar proyectos de mejora de instalaciones comerciales o compra de nuevos equipos. La entidad otorga financiamiento a mediano plazo hasta por US$20.000 (por un máximo de cinco años), para el cual habitualmente no se exigen garantías, al tiempo que se ofrecen planes flexibles de amortización adaptados al ciclo de ingresos de las prestatarias.
Además de otorgar financiamiento, las mujeres reciben capacitación gratuita en contabilidad, mercadeo, capacidad de toma de decisiones y otras áreas. Tras concluir el adiestramiento, el 80% de las participantes ha comenzado a separar las finanzas domésticas de las empresariales, mientras que el 70% está diseñando estrategias para hacer crecer su negocio.
Algo de esto pude palpar en mi visita a “Mistura”, la feria gastronómica que se realiza cada año en Lima, como una manera de promover esta parte de su cultura que los ha puesto en el mapa mundial de la gastronomía. En Mistura, según mi cuenta personal, más del 80% de los puestos de venta están manejado por mujeres, no sólo atienden a los comensales deseosos de probar esas “ricuras”, son microempresas dirigidas y operadas por mujeres que han convertido sus habilidades en la cocina en un negocio rentable que ahora aspira a internacionalizarse gracias a iniciativas como la de estas ferias.
Los números de este estudio hablan de una transformación cultural del Perú. No he conseguido ninguna investigación al respecto, pero me hace intuir que los indicadores de equidad de género deben estar mejores que los de muchos países. Un país en el que las mujeres se han convertido en el mayor sector de crecimiento empresarial, está en proceso de transformación hacia una sociedad más inclusiva y con mayor capacidad de desarrollo.
Creo que muchos países de la región deben comenzar a ver a Perú como un ejemplo a emular en muchos aspectos.
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