Hace días que quiero escribir de este caso, pero por falta de tiempo no había podido. Es un caso que en apariencias no tiene que ver con temas de comunicación pero que a mi parecer, lo tiene todo para mostrar algunos aspectos de gestión de reputación.
Confieso que he estado atrapada por los detalles del caso del “Pequeño Nicolás”, como lo ha apodado a prensa española, joven que logró engañar a la más curtida élite política y empresarial, enredándolos en su trama de mentiras, estafas y sobornos, logrando posicionarse como una de las personas más influyentes de España ¿No conoces al personaje? Ya te cuento quien es.
El «Pequeño Nicolás» es un personaje increíble. Es un joven de 20 años que aun no terminado sus estudios universitarios, pero que valiéndose de las nuevas tecnologías y de una personalidad capaz persuadir y de inventar mentiras increíbles, logró colarse en círculos políticos y empresariales, y cometer no pocos delitos a su paso. El «Pequeño Nicolás» se presentaba como asesor de la casa real, de la alcaldía de Madrid y de otras instituciones del gobierno español y de esta manera conseguía citas con empresarios importantes a los que ofrecía mediación ante instancias del gobierno, a cambio de dinero y otras prebendas, como un lujoso apartamento donde vivía y que era pagado por una importante empresa de construcción española.
Nicolás, hacía montaje de documentos, falsificaba credenciales, entre otros delitos y de esta manera se presentaba ante empresarios que estuvieran en situación de requerir “favores”, y con su capacidad de persuasión lograba su cometido. Nicolás también lograba colarse con engaños en eventos claves en los que se tomaba “selfies” que luego colgaba en Facebook para aumentar la credibilidad de su personalidad fabricada. Incluso, se ha dicho que hacía montajes fotográficos, como por ejemplo en la foto donde aparece dándole la mano al rey Felipe.
Hoy el “Pequeño Nicolás” está enfrentando cargos judiciales mientras sigue sosteniendo que todo es verdad, aunque medio mundo lo ha desmentido.
¿Qué tiene que ver eso con la comunicación?
Del caso del “Pequeño Nicolás” me han gustado varias cosas que considero pueden ser buenos ejemplos de manejo de reputación. Lo primero que quiero resaltar es el uso de las redes sociales. El “pequeño Nicolás” como buen nativo tecnológico, se aprovechó de las redes sociales para hacer más creíble sus patrañas. Seguro que no es para ti un secreto que en estos tiempos muchos le otorgan un alto grado de credibilidad a lo que es compartido por las redes sociales, sin siquiera darse cuenta de que por las características de las mismas, la veracidad de mucho de lo que circula está seriamente comprometida.
Hoy nos enfrentamos al crecimiento no sólo de la popularidad de las redes sociales, sino a su marcada aceptación como primera referencia informativa para un amplio número de personas. Si no está en las redes sociales no existe, parafraseando a la máxima ampliamente difundida entre los comunicadores, «no existe lo que no se comunica”. Si algo está en las redes sociales, es real, o por lo menos es real para muchos. Esto me lleva nuevamente a resaltar la importancia que tiene para una empresa u organización estar presente y construir marca a través de las redes sociales. Pero para que esta construcción de marca sea sostenible, debe estar basada en contenidos de calidad que agreguen valor a las audiencias estratégica. Si no es así, sólo serán vitrinas poco visitadas que rápidamente pierden credibilidad. Por supuesto, a diferencia de los contenidos publicados por el “Pequeño Nicolás”, esta información debe ser real, basada en la interacción de la empresa u organización con sus públicos, y entendiendo la necesidad de establecer conversaciones con las audiencias.
Otro aspecto del caso Nicolás, que me parece interesante para los temas de reputación, es la importancia del endoso de terceros como referentes que otorgan credibilidad a la marca. Nicolás utilizaba las fotos que lograba tomarse con personalidades de la política y la farándula española, como pruebas que reafirmaban su cercanía con las altas esferas españolas. El endoso de terceros es una vía expedita para otorgar la confianza, sobre todo en nuestras culturas en América Latina, donde le damos mucho peso a las relaciones de cercanía. Su funcionamiento es sencillo, si alguien en el / la que confío, confía en ti, eso es un aval y te abre puertas.
Un ejemplo muy común en el mundo empresarial es la asociación con Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de prestigio, para la implementación de programas de Responsabilidad Social Corporativa. Aquí, por lo general, se evalúa tanto el conocimiento técnico de la ONG como su reputación que abrirá puertas en las comunidades y permitirá el acceso necesario para la ejecución. El endoso de terceros es una herramienta muy utilizada para fortalecer la reputación de empresas y organizaciones. Estar consciente de ello nos permite tener una visión más amplia de las herramientas que podemos utilizar para desarrollar estrategias de reputación.
Algo me ha quedado claro del éxito logrado por las operaciones del “Pequeño Nicolás”, es que sólo fueron posibles porque algunos de los timados tenían debilidades reales y no estaban comprometidos con la transparencia y la honestidad. Seguramente, muchos de es@s empresari@s tendrán que enfrentar sus propios procesos ante la justicia, ahora que se están develando las andanzas de este personaje tan particular.
Veremos como termina este caso. Ahora mismo el “Pequeño Nicolás” enfrenta el proceso legal que decidirá su destino… Dame tu opinión ¿Crees que podemos sacar otros aprendizajes de esta maraña de mentiras? Una obvia es que la mentira siempre es descubierta 😉 Hasta la próxima!!!
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