Contando una buena historia

El mundo de la comunicación ha cambiado mucho en los últimos años, y no sólo por la masificación de las redes sociales que pusieron al alcance de nuestros dedos la posibilidad de difundir mensajes que en el pasado era imposible que llegaran a grandes audiencias.

Más allá de los canales, lo que para mi ha sufrido una mayor transformación, es la narrativa de esos contenidos. Hoy publicistas, comunicadores corporativos, especialistas en mercadeo entre otros, se enfrentan a la tarea de interesar a sus audiencias con algo más que los atributos del servicio, producto o empresa. Hoy el público quiere historias que compartir, reconocerse en ellas, soñarlas como futuros posibles.

La transformación de las necesidades de las audiencias impactó de manera decisiva en la estructura y la narrativa de la persuasión, y a partir de allí nace lo que se ha llamado “Storytelling” en su palabra en inglés, que es el arte de contar una buena historia para lograr un objetivo. Se puede pensar que eso no tiene nada de nuevo, y es cierto, las fábulas y los cuentos ancestrales de nuestras culturas son historias que dejan una enseñanza. Sin embargo, lo que es completamente novedoso es la aplicación de esta narrativa para lograr el compromiso de un grupo de colaboradores, o la fidelidad hacia una marca.

Hoy, para logra un impacto que vaya más allá del reconocimiento de la marca, se requiere establecer lazos más profundos con las audiencias. A través de una buena historia, que a veces narra simplemente la vida de gente como uno y su vinculación con la marca, el público se reconoce, encuentra en ella similitudes con su propia experiencia y establece lazos emocionales, lo que permite que a partir de allí su vinculación con la marca vaya más allá del nivel racional.

Una buena historia es digna de compartir por eso su capacidad de volverse ”viral” es mayor frente a los contenidos comerciales tradicionales, lo que representa una difusión exponencial de los mensajes de la empresa. Esta técnica no sólo se utiliza para promocionar productos, las empresas han aprovechado esta herramienta para fortalecer los lazos de compromiso con sus colaboradores, hacerlos partícipes de la historia que la compañía está escribiendo junto con ellos.

Para que la historia funcione, hay que asegurarse que contenga algunos elementos claves. La estructura debe crear el ambiente, tener un punto de impacto y alta expectativa, para cerrar con un final esperanzador conectado con el inicio de la historia. Lo esencial es tener claro el objetivo a alcanzar para crear enganches narrativos que lo logren.

El auge del “Storytelling” me ha llevado a la reflexión de que aunque vivimos rodeados de tecnología, los seres humanos estamos en la búsqueda de nuevas formas de conectarnos a través de canales más simples y cercanos a nuestras emociones. Esto representanta una gran oportunidad para las empresas, y un gran reto porque las audiencias estarán vigilantes del accionar de las marcas y sus impactos en la cotidianidad de sus vidas.

Una versión de este artículo fue publicado en el periódico La Prensa de Panamá el domingo 03/10/2013:

http://www.prensa.com/impreso/opinion/contando-buena-historia-diana-medina/220016