El comentario retumbó en mis oídos como una explosión… “pero profesora, ya nadie lee periódicos”. He de reconocer que me tomó unos segundos reaccionar, y no porque yo sea una gran defensora de la prensa escrita, sino por lo duro del comentario.
Déjame ponerte en contexto. Dictando la materia “Comunicación en situaciones de Crisis” lancé la pregunta al grupo, “¿cuántos de ustedes leen prensa diariamente?», esa pregunta la hago para mostrar la variedad de recursos de fácil acceso, con los que cuenta un director de comunicaciones, para mantenerse vigilante de los potenciales riesgos y oportunidades a los que se enfrenta la empresa u organización en la que trabaja.
En el salón de clase primero hubo silencio, luego retumbó el comentario al que ya hice mención. Cuando pude reaccionar, hice la aclaratoria que cuando decía periódicos, no necesariamente me refería al impreso, estaba haciendo referencia al medio escrito, no al soporte en el que era leído. Esto recordando que estaba frente una población mayoritariamente «millenials», y que su consumo de información es básicamente a través de medios electrónicos. Sin embargo, la respuesta fue la misma. Pregunté entonces cómo se mantenían informados de los temas de actualidad tanto locales como internacionales. Mis alumnos respondieron que leían fragmentos de los medios digitales, que Twitter era la mejor fuente de titulares y que si querían profundizar en algo que hubiese llamado su interés, acudían al link y ahí leían la información.
Para nada quiero estigmatizar a mis alumnos, ese es el patrón que siguen muchas personas en todo el mundo. Hoy, en la mayoría de los casos, el consumo de información se hace de manera fragmentada y en demanda, es decir sólo respondiendo a los interés inmediatos de la persona. Este es un signo de nuestros tiempos.
Sin embargo, para los profesionales encargados de gestionar la reputación de una empresa u organización, en mi opinión, este hábito debe ser desterrado. Hoy en día sigue siendo una ventaja comparativa el manejar la información y tomar decisiones en función de los elementos que ella proporciona. Esto además cobra una relevancia fundamental si hablamos de la gestión de riesgos reputacionales.
En los medios, y ahora hablo de los medios en general, pero en especial de los escritos, donde hay un poco más de capacidad para profundizar en el contexto e implicaciones de los hechos, es donde se encuentran precisamente las grandes oportunidades y también los signos de los potenciales riesgos.
Es cierto que es difícil sentarse a leer cada información con detenimiento, sobre todo porque las velocidades de nuestros días a veces si acaso nos dejan darle un pantallazo, pero hay que hacer el esfuerzo. Las empresas son cada vez más “glocalizadas” (globales y al mismo tiempo locales), por lo que pueden verse afectadas por una variedad de factores tanto dentro como fuera de las fronteras en las que operan. Por eso, es necesario tener mecanismos de monitoreo que permitan analizar hechos relevantes que puedan tener impacto en la operación.
Para un gestor de la reputación esto es especialmente importante, pues un sistema de alertas tempranas le permitirá adecuar planes y estrategia que ayuden a disminuir el impacto e incluso evitar que el riesgo se materialice. Es innegable que las redes sociales se han convertido en una herramienta esencial, para obtener información de manera rápida, pero por sus características, las redes suelen fragmentar la realidad, desechar el contexto y proporcionar información parcial, que de no ser completada a través de otras fuentes, nos deja con un porcentaje muy bajo de las implicaciones y potencialidades del hecho.
Esta no es una cruzada en defensa de los medios escritos, creo que ellos han hecho muy poco por retener y conseguir nuevos lectores. Mi idea es llamar tu atención acerca de las potencialidades que ofrecen la información como fuente de evaluación de los riesgos reputacionales a los que puede estar expuesta tu empresa u organización.
Como siempre digo, las crisis no siempre pueden ser evitadas, pero es distinto enfrentar una crisis con preparación a hacerlo con las manos vacías, y el análisis de información relevante te permite desarrollar herramientas frente a situaciones que pongan en juego la reputación de tu organización.
¿Lees periódicos todos los días? ¿Cuántos lees?
Comentarios
Trackbacks/Pingbacks
Pingback: Cazadores del Arca Perdida | Soleá - diciembre 26, 2014